Entre todas las bellezas diversas que aspiro a entender, no entiendo la belleza que presumen los propietarios de la rutina. ¿Qué sentido tiene la medianoche si no la puede uno ver? Si se pierde uno ese olor a focos amarillos, a lluvia evaporada, a humedad, a sereno ¿será?
¿Qué sentido tiene la vida que no te puede sorprender? Perderse la dicha del sobresalto, leer cuentos esperando que te pase a ti también: que venga el lobo hasta tu casa, a ver si tienes un minuto entre la cena y la novela para devorarte velozmente, no sea que mañana no llegues a tiempo para repetir la rutina otra vez.