Hay cárceles de puertas abiertas, de paredes blancas, de algodón de azúcar. Hay horizontes de lucecitas y papelitos de colores que disuaden dulcemente de escapar.
Hay un cardumen de peces de mar apretándose en una bolsita como la caricatura de un pez recién comprado.
Hay respuestas fáciles a preguntas difíciles y una cajita con pocos colores que no alcanza a pintar los matices del mundo real.
Hay niños que pintan su mundo con colores primarios, porque alguien dijo que es peligroso combinar. Hay quien cree que ya es mucho tener tres colores, que eso ya es libertad.